¿Cómo Practicar La Humildad?

La palabra humildad viene de la misma raíz humano que es “humus”, el cual significa tierra.  Después de todo somos iguales en este mundo, lo material es perecedero. 

La humildad, el amor y la paz, son temas de los que mucho se habla, pero en el fondo son difíciles de adquirir.  La realidad es completamente diferente. Vivimos en un mundo donde predomina la soberbia, hay poco amor y vivimos un caos. Justo en el momento que estoy haciendo una referencia a la humildad, me pregunto; “Obsérvate primero; ¿cuánta humildad hay en ti?”

Confundimos la humildad la con la pobreza, empleamos la palabra como un sinónimo de escasez material; “son personas muy humildes, queriendo decir que son muy pobres”.  Es un error equipararlas; conozco personas muy humildes que  son prósperas y viven generan abundancia, también otras inmersas en la pobreza material y son muy soberbias. 

Una persona humilde no hace alarde de las posesiones materiales, ni las capacidades intelectuales o virtudes espirituales.  La humildad se refleja en la capacidad de servir a los demás, sin decirlo.  Alguien humilde de verdad puede reconocer sus cualidades y las de los demás, sin que esto genere un cambio en la forma como establece un trato amable, amoroso, comprensivo, etc. Contrario a lo que se cree, es necesario tener una adecuada autoestima para actuar con humildad. 

El respeto, sin subestimar a nadie, ni considerarse por encima de las personas, tratar a todos en igualdad de condiciones, independiente de su nivel económico, social, cultural, etc., son indicadores de humildad.  Cuando estamos dispuestos a escuchar de verdad lo que los demás sienten o piensan, especialmente en las diferencias, entonces comienzas a ser más humilde.  

En realidad, en cada situación que la vida te ofrece, tienes la oportunidad de practicar la humildad; cumplir a tiempo y correctamente los compromisos que has adquirido con los demás, es una manera de ser humilde.  Cuando contemplas la vida con una actitud dispuesto a aprender de todo lo que te rodea; la naturaleza, los animales, los seres humanos, estableces una actitud de discípulo de la vida. 

El ego es un aspecto que siempre esta haciendo contrapeso y debemos mantenerlo en su lugar, para evitar que sea quien domine tus pensamientos, sentimientos o acciones.  La modestia, al igual que la prudencia hace verdaderos sabios.  “Si quieres ser el primero, colócate en último lugar”, dicen los sabios.  Darle a los demás el lugar de honor, es reconocer en cada uno su dignidad y a su vez demuestra quien eres. 

Siete acciones que te ayudan a desarrollar la humildad. 

  1. Ayuda cada vez que puedas hacerlo.
  2. Pide perdón por tus errores.
  3. Establece metas proporcionadas y esfuérzate por alcanzarlas.
  4. Haz algo que te incomoda o no te gusta hacer, pero doblega la voluntad para lograr un objetivo que beneficia a las personas con quienes compartes.
  5. Mira al lado positivo de las situaciones, resuelve los problemas con sencillez.
  6. Valora el esfuerzo y el trabajo de tus colaboradores.
  7. Toma en cuenta la opinión de quienes te rodean.

La humildad es el asiento de las virtudes.  Con humildad puedes abrir puertas, con prepotencia las cierras.  La enfermedad al igual que las crisis te enseñan la humildad, para aceptar y reconocer que necesitas ayuda de los demás.  Algunas personas con dolores en la nuca o en las rodillas, les resulta difícil agachar la cabeza o doblegar su orgullo ante los demás. ¡Hazte pequeño y descubre tu grandeza!

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