La importancia del ayuno
“El murió, y la gente comía como si nada hubiera sucedido”.
La salud es el resultado de la armonía entre los diferentes órganos y sistemas. Desde un nivel más profundo, es el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Debemos integrar cuerpo y mente de que estén en armonía con nuestra esencia espiritual para servir a los demás.
Si predomina en nosotros lo material sobre lo espiritual, en algún momento habrá un desequilibrio en nuestra vida; bien sea como una enfermedad o un malestar. El objetivo es llamar nuestra atención para restaurar el orden perdido.
Hemos leído que el Maestro Jesús ayunó durante cuarenta días y noches en el desierto como preparación a su tarea final. Un dato revelador acerca de su fortaleza por encima de lo humano, pero conjuntamente nos enseña cómo debemos prepararnos para afrontar las dificultades y cómo pedir la ayuda de Dios. El ayuno fortalece el espíritu.
El mundo sutil o espiritual antecede al mundo físico o tangible. Primero creamos un pensamiento o un sentimiento y luego lo materializamos a través de las acciones. El ayuno no es una práctica religiosa, ni exclusiva del cristianismo; los judíos, los musulmanes y budistas lo practican con regularidad o en fechas especiales. De hecho algunos animales ayunan cuando están enfermos; dejan de consumir alimentos o cambian sus hábitos hasta que recuperan su vitalidad.
El ayuno fortalece la voluntad. La voluntad es una importante herramienta, necesaria para hacer realidad nuestros sueños o cualquier propósito en la vida. Sirve para deshacerte de viejos hábitos y reeduca la capacidad ejecutiva. Te hace vigilante de cada pensamiento, sentimiento y acción. El ayuno por lo tanto debe tener un propósito, el cual lo determinas antes de empezar y no debes hacer alarde de tu esfuerzo.
Antes de ayunar debes ser consciente del estado de salud. No es recomendable someter al cuerpo a una práctica que ponga en riesgo o deteriore su salud. Puedes comenzar con un ayuno de frutas, es decir a lo largo del día únicamente vas a ingerir frutas; preferiblemente de un solo tipo cada vez que comas. Cuando vas a comer manzanas, no combinar con naranjas, piña, mango, etc. Otra forma de comenzar a ayunar, es tomar durante el día jugos naturales, idealmente sin azúcar, ni endulzante. Y también está la posibilidad de tomar únicamente aromáticas o tizanas y en caso de sentir apetito un puñado de nueces, maní, almendras, semillas de girasol, o frutos secos.
El ayuno que más recomiendo es ingerir solamente agua y mejor aún si es pura, aquella que se obtiene de un nacimiento o un manantial. El agua embotellada o aquella que ha sido tratada con químicos no es recomendable. Sugiero empezar a las 6:00pm, comer antes de esa hora y acostarse temprano, al día siguiente abstenerse de desayunar, almorzar y comer. Luego a las 8:00pm realizar una meditación o reflexión acerca de tu propósito y terminar con una cena ligera que bendices antes. Si eres capaz de ayunar hasta la mañana siguiente, excelente! Al amanecer, a las 6:00am con la salida del sol, realizas un clamor y meditas sobre la actividad que has realizado.
Durante el ayuno, toda la intención está puesta en el objetivo que has trazado. Evita conversaciones inútiles; no caigas en el error de discutir, juzgar, criticar entre otros. Tampoco debes realizar las mismas actividades que regularmente haces, como trabajar, arreglar la casa, salir a comerciar, ejercicio, etc. Recuerda es un día de reflexión, no de trabajo, ni de juego. Puedes descansar y relajarte, recupera las energías, en caso de necesitar dormir un poco hazlo, pero tampoco es para quedarse acostado todo el tiempo. Sugiero leer acerca del tema en cuestión, escribir, o sencillamente serenar la mente.
Comunícale a las personas allegadas que vas a estar ocupado en una actividad personal. De esta manera pueden colaborar en la tarea y respetar tu espacio. Le propongo no dar muchas explicaciones, los detalles a veces pueden confundir y generar un ambiente perturbador.
¿Es posible que el ayuno también fortalezca el cuerpo físico?
Un estudio dirigido por Valter Longo, profesor de gerontología y ciencias biológicas en la Universidad del Sur de California, señaló que "cuando uno ayuna, el sistema trata de ahorrar energía". El ayuno contribuye a la regeneración celular y fortalece el sistema inmune.
El ayuno periódico contribuye a la regeneración de células madre en la sangre y la restauración del sistema inmune. Contrarresta los efectos de la quimioterapia y el envejecimiento celular, según un artículo que publicó la revista Cell Stem Cell.
El envejecimiento normal empobrece al sistema inmune y lleva a deficiencias con un riesgo más alto de desarrollo de leucemia y una variedad de enfermedades. Pero una restricción temporal de la nutrición podía incrementar la resistencia de las células madre a ciertos factores de estrés. El trabajo más reciente buscó comprobar si el ayuno podía proteger a las células.
Una restricción temporal de dos a cuatro días de la nutrición podía incrementar la resistencia de las células madre a ciertos factores de estrés. El ayuno prolongado fuerza al organismo a consumir sus reservas de glucosa, grasa y cetonas, pero también descompone una porción significativa de células blancas en la sangre, un proceso que Longo compara con quitarle a un avión el exceso de carga.
“El ayuno prolongado además reduce la enzima PKA que, según Longo, es el gen clave que debe apagarse para que las células madre pasen a la modalidad regenerativa".
Recomendaciones:
- El ayuno debe tener como objetivo general la limpieza de cuerpo, mente, corazón.
- Debemos realizar el ayuno completo (solamente agua) cuando tienes una buena salud.
- Si estas enfermo o débil, hay que tener cuidado o realizar otro tipo de ayuno; por ejemplo el ayuno de palabra o silencio durante un día.
- No tener discusiones que impidan un nivel de vibración mayor.
- Estar atento a: ¿qué pienso, qué digo, qué hago?
Dr. Vicente Ramírez González
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